Que los Reyes Magos o Papá Noel traigan uno, hace que los pequeños se iluminen de ilusión y se convierten en el centro de atención. Pero ojo... regalar un cachorro es un compromiso de por vida con ese ser, no son un juguete que dar para que los niños se ocupen, porque está claro que por mucho que nos prometan que ellos se encargarán de cuidarles, los que finalmente seremos responsables somos nosotros los padres.
Esos cachorritos son preciosos y tiernos, pero al igual que todos los bebés de cualquier especie, crecerán y envejecerán. Al principio como cualquier bebé, es un gran explorador y está aprendiendo a interactuar con su entorno. Harán mil y un travesuras, pero ten por seguro que no es por fastidiar, son BEBÉS.
Como no pueden llevar pañales como nuestros bebés, harán todo por todas partes y luego sus dientes les molestarán y morderán lo que encuentren en su camino. De nuevo hay que ser comprensivos, vuelve a recordar que es un BEBÉ.
¿Dejarías a tu hijo pequeñito e indefenso tirado y sólo, para irte de vacaciones? Evidentemente no, pues con el animal con el que te comprometes tiene que ser exactamente la misma respuesta que si fuera tu hijo.
Para aceptar un bebé de 4 patas en un hogar, primero hay que hacerse todas las preguntas adecuadas y comprometerse a estar en el resto de su vida, porque ten por seguro que él te querrá y estará a tu lado en el resto de la suya.
Las mascotas en casa aportan alegría, respeto hacia los animales, fortalecen el sistema inmune de nuestros hijos y aprenderán el ciclo vital de los seres vivos.
Antes de comprar una vida, informaros de animales que esperan ser adoptados, seguro que alguno estaría encantado de formar parte de vuestro hogar.
Es un cachorro, no un jersey, llegará a tu casa como una mascota pero se conviertirá en tú familia.
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