Si no los puedo ver, ellos tampoco a mí.
Sin duda me buscarán todo el día, este es el escondite perfecto.
Soy invisible, soy invisible.
Imposible que me encuentren, soy el mejor camuflándome.
Este escondite, no está del todo mal, lo que hace imaginar que está detrás, es que el cocodrilo no suele escalar las paredes.
Formamos parte del paisaje, nadie nos encontrará.
En fin que si queréis pasar una tarde divertida, no dudéis en sugerir éste sencillo y tradicional juego.
Eso sí, no olvideis darles unos minutos para que sientan que son los genios del camuflaje.
jajajaja...que fotos tan divertidas...es cierto los niños "somos" asi..."cuando somos peques..."...gracias..
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