Cuando era pequeña habían cosas que dije a mi madre que jamás haría cuando yo tuviera hijos y como el tiempo siempre pone a cada uno en su sitio... Aquí estoy haciendo tooooodo aquello de lo que me quejaba cuando era niña.
1. JAMÁS DE LOS JAMASES LIMPIARÉ LA CARA DE MI HIJO CON SALIVA.
¡Si! Suena asqueroso y lo es, pero que me decís cuando al fin llegáis justitos de tiempo al colegio y cuando te vas a despedir, ¡¡TACHAN!! Un bigotillo de chocolate del desayuno te pasó desapercibido con tanto ajetreo y en automático vas y lo limpias con lo primero que tienes...
ASQUEROSO, SÍ. EFECTIVO, TAMBIÉN.
2. BAJO NINGÚN CONCEPTO DORMIRÁ EN NUESTRA CAMA.
Es muy común pensar que no dormir con el bebé, hará que descansemos más, pero para mamás que dan el pecho, el colecho es la gran solución para poder aprovechar todo el tiempo posible y descansar.
BENDITO COLECHO.
3. NUNCA LOS PEINARÉ COMO SI LOS LAMIERA UNA VACA.
Pero que monísimos se ven los bebés repeinados. Creo que no existe nada más tierno y gracioso a la vez.
4. GRITAR CUAL NIÑA DEL EXORCISTA.
Veía a aquellas madres desmelenadas y exhaustas gritando tras sus pequeños demonios de Tasmania y pensaba que yo JAMÁS, haría tal escándalo. Y el tiempo me ha dado un bofetón de realidad. No es que me pase el día entero gritando, pero soy una de esas madres desaliñadas, desmelenadas y exhaustas, que tienen niños con batería infinita y oído selectivo. Porque como los llame a merendar, siempre me escuchan, pero si es para que hagan los deberes, hasta que no saco a mi soprano interior se hacen los locos.
En fin... Que creo que era muchísimo mejor madre, cuando los hijos no eran míos. Así que cada una hacedlo lo mejor que podáis, eso sí, con mucho amor y toneladas de paciencia.
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